Desde FEDEPRUS Metropolitana hemos estado reflexionando cuáles son los desafíos venideros para las mujeres en el mundo sindical y en el ámbito del trabajo, esto en el marco de la conmemoración de un nuevo 8M y en un país altamente convulsionado, donde la arremetida conservadora ha ido mermando el trabajo colectivo, puesto en tela de juicio el movimiento feminista y tratando de arrasar con los mecanismos mas efectivos que tiene el mundo obrero/a que es el derecho a huelga.

En este último tiempo la derecha y la ultra derecha nos presentaban un proyecto constitucional que volvía a remitir a las mujeres al espacio doméstico y dejaba a trabajadoras y trabajadores del sector público sin la posibilidad de realizar una huelga. 

Lo anterior, es a lo que nos enfrentamos las mujeres, a ir retrocediendo en derechos, cuando un grupo elitizado convence a la ciudadanía a través del miedo, de la inseguridad y del individualismo.

Al hablar de mujer y sindicalismo no podemos olvidar como inicio nuestra historia. En el año 1887 una costurera de Valparaíso, llamada Micaela Cáceres crea el primer sindicato de mujeres en Chile, esto como consecuencia de la pérdida de una de sus compañeras, quien fallece por no contar con los recursos económicos para costear sus gastos médicos. Micaela logró reunir a más de 150 trabajadoras de esa ciudad, quienes constituyeron la Sociedad de Obreras de Socorros Mutuos de Valparaíso. En dicha época la lucha se concentró en mejorar las condiciones de vida de las mujeres obreras, salarios y condiciones laborales como terminar con los turnos de noche, toda vez que, aunque desconociendo el concepto que se acuñaría un par de décadas posteriores, la doble presencia para las mujeres fue y es una regla.

Bueno, ¿entonces por qué se conmemora el Día de la Mujer en marzo?

En el año 1857, un 8 de marzo, mujeres que trabajaban en la industria textil, llamada Garment Workers, en Nueva York, realizaron una huelga, la que tenía por objeto que hubieran salarios más justos y condiciones laborales más humanas, sin embargo, fueron detenidas por las policías. 51 años mas tarde, un 8 de marzo de 1908, 15.000 mujeres se toman las calles de Nueva York, con las mismas demandas, incorporando la erradicación del trabajo infantil y utilizando el eslogan “Pan y Rosas”. Posteriormente, una tragedia sin precedentes, el 25 de marzo de 1911, 123 mujeres fallecen al interior de una fábrica por no contar con las medidas de seguridad para realizar su quehacer. Luego, en el año 1917 los movimientos feministas, durante la Revolución Rusa, jugaron un rol fundamental, logrando conseguir el voto femenino el 23 de febrero de ese año, según calendario juliano, o el 8 de marzo, calendario gregoriano.

Como se puede apreciar, las mujeres a través de los siglos hemos sido relevantes para el mundo del trabajo, siendo un soporte para las economías de los países y por su parte los sindicatos un lugar para luchar por condiciones básicas e ir avanzando en un trato equitativo en relación a los hombres. 

La existencia de sociedades machistas y patriarcales, nos disminuyen y obstaculizan la llegada a los espacios de poder, pese a ello y cómo lo reflejan estudios, las mujeres de nuestro país han incrementado significativamente la tasa de sindicalización de las mujeres versus la de los hombres, por ejemplo en el 2002 era de un 8,2% incrementando a un 16,8% el el 2022, en tanto los hombres, pasaron de una tasa de afiliación de 15,3% en el año 2002, a un 16,1% en el 2022. (Datos de la Dirección del Trabajo). Estas cifras se ven de manera positiva, sin embargo, al observar los cargos de liderazgo, o cargos directivos, el 65,1% sigue siendo ocupados por los hombres, manteniéndose la brecha de género en los espacios de incidencia y poder.

Hay tantas cosas que mencionar en este 8M desde nuestro lugar de mujeres trabajadoras y sindicalistas, que mantenemos las luchas de nuestras antecesoras, seguimos luchando contra el patriarcado, el machismo, la ausencia de perspectiva de género en un sistema político que se resiste a vernos como iguales.

Hace un par de días entró la vigencia de la Ley de Conciliación Familiar, discusión y tramitación de la cual fuimos excluidas. Si bien apuntamos a la corresponsabilidad parental, donde nuestros compañeros asuman un rol de cuidado y crianza, la realidad de nuestro país que esta tarea en un 90% es sostenida por nosotras, ni hablar del cuidado de algún familiar con dependencia severa o en la tercera edad. 

Las mujeres seguimos siendo vistas como ciudadanas de segunda categoría, pero aquí estamos y aquí seguiremos luchando unidas, por erradicar toda forma de violencia de nuestros espacios laborales, estaremos de fiscalizadoras que el convenio 190 de la OIT se materialice, aportando en los protocolos Mals, que la Ley Karin no sea letra muerta, que la Mesa de Cuidados Infantiles empiece a concretar productos y sin ninguna duda, no solo alzaremos nuestra voz en las instancias de decisiones democráticas, sino que seguiremos avanzando a través de la ocupación de los espacios o cargos directivos dentro del mundo sindical.

Este 8M, te invitamos en todos los centros sanitarios a conmemorar todas nuestras luchas.

Secretaría de Igualdad de Oportunidades FEDEPRUS Metropolitana