Columna de Opinión
Directiva FEDEPRUS Metropolitana
Esta pandemia ha inundado nuestras preocupaciones y esfuerzos de todas y todos en nuestro país, sobre todo de quienes laboran en los servicios hospitalarios, quienes nos hemos visto enfrentados a la más cruda precariedad de la salud pública, donde como trabajadores hemos sido poco valorados y protegidos, quedando de manifiesto desde el día uno de la entrada del Coronavirus las carencias de un sistema que debió estar mejor preparado para enfrentar esta crisis sanitaria.
Pero como ciudadanas y ciudadanos no hemos olvidado que tenemos un gran deber cívico que significará poder ir cambiando las prioridades en Chile y que, si bien se ha postergado por lo vivido, tenemos presente y esperamos con ansias el poder votar “APRUEBO” una nueva Constitución en el próximo plebiscito del 25 de octubre, pues será el comienzo de las grandes transformaciones en políticas públicas, donde la salud debe ser prioridad, así fue aclamado en el estallido social de octubre y que hoy, más que nunca, queda visibilizada la necesidad de que el Estado asuma la responsabilidad de una salud pública de calidad e igualitaria para todas y todos.
Son años que, como Federación de Profesionales Universitarios de la Salud, venimos luchado para conseguir mejoras en las condiciones laborales y en una prestación de servicios digna para la población, cuestión que cada vez se dificulta más cuando se cuenta con un Gobierno que busca privatizar todo y que está por favorecer a los grandes empresarios por sobre el bienestar de las y los ciudadanos, en especial de los más desposeídos.
También nos hemos manifestado con fuerza ante todas las injusticias sociales que están al alero de una Carta Magna creada en tiempos de Dictadura, son miles los temas que nos preocupan, como la educación gratuita y de calidad, viviendas dignas, derechos sexuales y reproductivos, la violencia de género, salarios y condiciones laborales aceptables, un sistema de previsión social justo y un sinfín de etcéteras.
Por todo lo antes mencionado y por mucho más es que somos categóricos en hacer un llamado a la población a que en 2 meses más cumplamos con este deber cívico y votemos aprobando una nueva Constitución, para ello debemos hoy cuidarnos y no caer en el falso triunfalismo de las autoridades que en su proceso de desconfinamiento denominado “Paso a paso” nos deja a la deriva y con la responsabilidad individual de protegernos de un virus que no se ha ido, que sigue aquí, por lo que es trascendental evitar transitar de no ser necesario, requerimos estar sanos para poder sufragar y la frase “yo cuido mi voto” es la que queremos que se graben, pues solo al pueblo le interesa que este plebiscito constituyente se realice con éxito y así lograr el objetivo final y es que contemos con en un estatuto justo, pertinente y representativo de las reales necesidades de un Chile que por décadas ha esperado justicia social que nunca llegó.
Como gremio de salud hemos vivido en carne propia la desprotección de un Estado, donde la salud de las personas depende de quien tiene más, donde por más esfuerzos de las y los funcionarios del sector no se puede asegurar el derecho fundamental a esta, pues la precarización de recursos, la privatización de servicios, y la falta de medidas de protección en todos los sentidos de quienes deben prestar la atención es algo que se viene arrastrando por años, pero que hoy producto de esta pandemia ha quedado tristemente evidenciado en los fallecidos, en los Servicios de Urgencias y Unidades de Cuidados Intensivos colapsados, trabajadores y trabajadoras de la salud sobrexigidos y puestos en riesgo ellos y sus familias, sumado a todo esto la estrategia sanitaria de la que somos víctimas como país, donde se sigue priorizando el sistema económico por sobre la vida de las personas.
Esperamos que la ciudadanía, así como nosotros no olvidemos lo que estamos viviendo y que entendamos que la única forma de cambiar en algo estas injusticias es votando APRUEBO el próximo 25 de octubre, pues está en nuestras manos cambiar el destino de nuestro país, de nuestra indigna realidad.